domingo, 6 de noviembre de 2011

EL QUE VENGA DETRÁS, QUE ARRÉE

No supone una sorpresa para muchos. Otros todavía creen que la situación puede cambiar. Lo cierto, es que solo acaba de empezar. El INE publicó las tablas sobre previsión de crecimiento demográfico para los próximos años. Las cifras no pueden ser más desalentadoras, ¿o no?


“Esta es una más de las consecuencias de la crisis económica en España, donde por primera vez desde 1939 se pierde población. Las estimaciones indican que nuestro país recibirá 450.000 inmigrantes frente a los casi 600.000 españoles que a lo largo del año habrían salido del territorio nacional en busca de mejores oportunidades. Así, a lo largo de este año el número de habitantes se redujo en el primer trimestre del año en 4.300 y en 23.400 personas en el segundo. Por comunidades autónomas ya son ocho las que han visto disminuir su población: Cataluña, País Vasco, Castilla y León, Comunitat Valenciana, Galicia, Principado de Asturias, La Rioja y Extremadura. Destacan los casos de Cataluña, que ha pasado de sumar 32.399 habitantes en 2010 a perder casi 60.000 en 2011 y, Comunitat Valenciana, donde han perdido 8.871 vecinos cuando hace un año estaban en cifras positivas. La situación es más alarmante en Asturias y Castilla y León, comunidades que ya en 2010 sufrían la losa de la despoblación".

Las tablas de estas evoluciones son bestiales. Cataluña perderá todos los años más de 50.000 habitantes, consiguiendo una merma acumulada para 2021 de más de medio millón de habitantes. Si persiste el déficit público de las administraciones catalanas y la consiguiente emisión de bonos patrióticos catalanes, la situación se tornará inasumible para las generaciones posteriores y la población que se quede allí.

Las cifras son conservadoras, bajo mi punto de vista. Creo que la sangría será mayor, en la medida en que los países, que tradicionalmente han aportado inmigrantes a nuestro país, se muevan en una senda de crecimiento apropiada; llegando incluso a que la situación neta (saldo inmigración-emigración) sea a favor de éstos (más españoles allí que compatriotas de ellos aquí).


















“En caso de mantenerse las tendencias demográficas actuales, España perdería más de medio millón de habitantes en los próximos 10 años, después de un periodo de intenso crecimiento poblacional. De esta forma, la población se reduciría hasta los 45,6 millones en 2021”.
“Por último, se debería tener muy en cuenta la tasa de dependencia (cociente entre la población menor de 16 años o mayor de 64 y la población de 16 a 64 años), que continúa su tendencia creciente de los últimos años, elevándose en casi ocho puntos, desde el 49,4 actual hasta el 57,3% en 2021.”

La cuestión es la siguiente: ¿es necesario la implementación futura de ciertas infraestructuras en zonas donde la población es menguante? ¿Son los trenes de alta velocidad a zonas de Castilla y Galicia algo que vaya a contar con un mercado creciente? Si en estas zonas la población decrece, el sostenimiento de dichos costes se reparte entre menos por lo que hace inviable el proyecto a largo plazo. ¿Nos podemos permitir estos despropósitos?

Lo cierto es que ahora vamos a experimentar un fenómeno nuevo: acostumbrarnos a ir a menos. Debemos de olvidarnos de aquellos años 80 o 90 en los que estaba todo por hacer. Cada cierto tiempo se inauguraba un colegio, instituto, avenida, nuevo centro de correos, línea de cercanías, o lo que fuera. Con una natalidad menguante, van a cerrar colegios e institutos; los barrios de nueva creación, van a tardar años en verse medio ocupados, ya que la demanda residencial seguirá deprimida (surgimiento de guetos o barrios fantasma). Muchos de los servicios públicos que se prestan no serán necesarios, aunque otros relacionados con la atención sanitaria y a la tercera edad si verán aumentar la demanda. Cierre de polideportivos por falta de mercado, centros comerciales, etc,… Pero esto no es malo. Va con los tiempos. Lo malo es que persistamos en un crecimiento que no va venir. No se dan las condiciones. Ni se van a dar.

Lo mismo ocurre con el crédito (los políticos van a hablar mucho de esto durante estos días). No va a volver, ya que el excesivo endeudamiento de los agentes hace que no se puedan acumular más. No hay gente ni empresas credit-worthy y los pocos que haya, saben que no deben pedirlo. Existe una cantidad ingente de pagarés y compromisos de pago en la economía española que hace que la situación no vaya a mejorar. Empresas y administraciones públicas mueven derechos de cobro en vez de dinero, confiando en que en un futuro puedan cobrar. El banco de España contabiliza estas operaciones: son 600.000 millones de euros un 60% del PIB (ver Otras cuentas pendientes de cobro –Créditos comerciales y anticipos)


En el caso de la recientemente pseudo rescatada Italia (se nos ha adelantado, nos tocaba a nosotros), estos importes suponen un 30% de su PIB. Como verán, las cosas aquí son mucho peores, y en el FMI y Unión Europea lo saben.


El caso es que nos estamos encargando de dejarles a las futuras generaciones, una gigantesca losa que va a hacer que el mayor de los deseos de ésta, sea salir del país. Lo que han aprendido de sus progenitores. Y el que venga detrás,…

Gracias por leerme.


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